El Colexio de Podólogos de Galicia sugiere evitar estufas o bolsas de agua caliente para mantener los pies saludables en invierno
Desaconsejan el uso prolongado de katiuskas que impiden la transpiración
El crudo invierno ha llegado este año cargado de lluvia y humedad. Para proteger los pies de las bajas temperaturas, el Colexio de Podólogos de Galicia recomienda el uso de calzado que no apriete, para no dificultar la circulación o que los pies se calienten; evitar el calor de fuentes directas como una estufa o bolsas de agua caliente; mantener los pies secos; mover las piernas para estimular la circulación; activar la circulación en los pies con baños de contraste con agua fría y caliente; y frotar los pies con una crema que permita mantenerlos calientes e hidratados.
En concreto, los podólogos gallegos aconsejan un calzado de suela de goma dibujada para poder aislar y proteger los pies del frío y la humedad y aumentar el agarre con el fin de esquivar los resbalones. Por lo tanto, apuntan que el calzado ideal es el que impide la entrada de agua desde el exterior y, a la vez, permite la evaporación del sudor gracias a materiales que poseen agujeros microscopicos –más pequeños que una gota de agua pero más grandes que el tamaño del vapor de agua–.
Para manterner los pies lo más secos posibles, evitando que se mojen con la lluvia o el sudor excesivo, los podólogos indican que cuando los pies están mojados la piel se ablanda y es más probable que aparezcan ampollas u hongos, incluso en las uñas. A veces el calzado que se elige para la lluvia es impermeable, pero impide la evaporación del sudor. Es el caso de las concocidas botas de goma para la lluvia, las katiuskas, que los podólogos gallegos solo recomiendan usar durante un momento concreto y nunca durante mucho tiempo. “Al caminar y hacer ejercicio el cuerpo sube de temperatura y expulsa sudor para regularse. Para no acabar con el pie mojado debemos elegir un calzado que permita la transpiración” –destaca el presidente del Colexio, Borja Pérez–.
En caso de que la sensación de baja temperatura no desaparezca de los pies, los podólogos señalan que esta circunstancia puede indicar patologías de carácter neurológico como una neuropatía diabética o falta de sensibilidad en los pies; el fenómeno de Reynaud, en el que las arterias de los dedos de los pies reaccionan exageradamente a las diferentes temperaturas; lupus, arterioesclerosis o incluso fibromialgia, anemia, problemas de circulación sanguínea o hipotiroidismo.
FUENTE: www.copoga.com
El crudo invierno ha llegado este año cargado de lluvia y humedad. Para proteger los pies de las bajas temperaturas, el Colexio de Podólogos de Galicia recomienda el uso de calzado que no apriete, para no dificultar la circulación o que los pies se calienten; evitar el calor de fuentes directas como una estufa o bolsas de agua caliente; mantener los pies secos; mover las piernas para estimular la circulación; activar la circulación en los pies con baños de contraste con agua fría y caliente; y frotar los pies con una crema que permita mantenerlos calientes e hidratados.
En concreto, los podólogos gallegos aconsejan un calzado de suela de goma dibujada para poder aislar y proteger los pies del frío y la humedad y aumentar el agarre con el fin de esquivar los resbalones. Por lo tanto, apuntan que el calzado ideal es el que impide la entrada de agua desde el exterior y, a la vez, permite la evaporación del sudor gracias a materiales que poseen agujeros microscopicos –más pequeños que una gota de agua pero más grandes que el tamaño del vapor de agua–.
Para manterner los pies lo más secos posibles, evitando que se mojen con la lluvia o el sudor excesivo, los podólogos indican que cuando los pies están mojados la piel se ablanda y es más probable que aparezcan ampollas u hongos, incluso en las uñas. A veces el calzado que se elige para la lluvia es impermeable, pero impide la evaporación del sudor. Es el caso de las concocidas botas de goma para la lluvia, las katiuskas, que los podólogos gallegos solo recomiendan usar durante un momento concreto y nunca durante mucho tiempo. “Al caminar y hacer ejercicio el cuerpo sube de temperatura y expulsa sudor para regularse. Para no acabar con el pie mojado debemos elegir un calzado que permita la transpiración” –destaca el presidente del Colexio, Borja Pérez–.
En caso de que la sensación de baja temperatura no desaparezca de los pies, los podólogos señalan que esta circunstancia puede indicar patologías de carácter neurológico como una neuropatía diabética o falta de sensibilidad en los pies; el fenómeno de Reynaud, en el que las arterias de los dedos de los pies reaccionan exageradamente a las diferentes temperaturas; lupus, arterioesclerosis o incluso fibromialgia, anemia, problemas de circulación sanguínea o hipotiroidismo.
FUENTE: www.copoga.com